Ser jurado en un concurso de belleza es una gran responsabilidad y un honor. No se trata solo de evaluar la apariencia, sino de reconocer la presencia, inteligencia y carisma de cada participante. Cada candidata cuenta una historia única a través de su porte, seguridad y capacidad de comunicación. Más allá de la belleza física, buscamos una representante que inspire, lidere y deje una huella. La elección nunca es fácil, pero siempre es un privilegio ser parte de un momento que puede cambiar vidas.